Ciñera de Gordón ha vuelto a vivir esta mañana momentos de tensión tras la llegada de los GRS para disolver un nuevo corte en la N-630 a su paso por la localidad. Sin embargo, tras la batalla vivida ayer en el interior del pueblo, los mineros se habían preparado con las únicas armas de las que disponen: piedras, cohetes y cócteles caseros. Frente a esto, los cuerpos de la Guardia Civil presentaron un comportamiento más sosegado que en la tarde de ayer, cuando llegaron a poner en peligro la integridad de todos los habitantes de Ciñera.
Después de un intercambio de gases y piedras, los antidisturbios tenían que retroceder, pues la presencia de los manifestantes les impedía que repitiesen lo del día anterior: acceder al núcleo urbano, donde se encontraban sus familias.
No ha habido que lamentar heridos ni detenidos, según me consta. Sin embargo, sobre lo que quiero reflexionar en esta entrada es sobre el tratamiento informativo que están recibiendo las protestas por el futuro de las cuencas mineras, en concreto esta, que tan cerca nos queda.
Veamos la foto que encabeza el post: arriba, un minero arroja un objeto (una piedra, probablemente) contra los GRS; en la de debajo, otros compañeros de los antidisturbios disparan pelotas de goma desde la carretera. El primero, sin protección alguna que lo defienda. Los segundos, armados con escudos, cascos y chalecos. Desde luego, los miembros de la Guardia Civil han de acudir protegidos a su trabajo, no lo voy a poner en duda.